Una de las recetas que creo que no debe faltar en el repertorio de ningún cocinillas, son unas buenas albóndigas. Estas pelotitas de carne ofrecen un mundo de posibilidades (con curry, de pescado, rellenas…) pero hoy os traigo el básico, las típicas albóndigas «de madre», con esa salsita que hace imprescindible tener una barra de pan al lado 😉
Espero que os guste, ¡en casa tienen fans!
Ingredientes para unas 35 albóndigas (aproximadamente):
– 1/2 kg de carne picada de ternera
– 1/2 kg de carne picada de cerdo
– 2 rebanadas de pan de molde
– 1 huevo
– 3 dientes de ajo
– 1 puñadito de perejil picado
– 1 bote de fritada o salsa de tomate casera
– 1 vaso de vino blanco
– 1 chorrito de leche
– 100 gr. de harina
– 1 pastilla de caldo de pollo
– 1/2 cebolla
– Sal y pimienta blanca (nuez moscada, opcional)
– Aceite de oliva virgen
– Arroz (para guarnición)
Dificultad: Media
Tiempo: 1 hora
Precio: 10€
Preparación:
En un cuenco mezclamos las dos carnes. A continuación, picamos muy finamente dos ajos y se los agregamos a la carne, junto con el puñado de perejil picadito, sal, pimienta, y el huevo. Removemos bien hasta que todos los ingredientes están homogéneamente repartidos.Por otro lado, ponemos a remojo en leche las dos rebanadas de pan de molde. Escurrimos y desmigamos (ahí podemos añadir la nuez moscada, según nuestro gusto). Volvemos a mezclar bien la carne, esta vez con el pan, y cuando la masa de las albóndigas esté lista, empezamos a hacer pelotitas.
Sobre el tamaño de las albóndigas no hay nada escrito, pero a mi me gustan del tamaño de una bola de golf, o más pequeñas, para que se hagan bien.
Cuando tengamos las bolitas hechas, las pasamos por harina que habremos colocado en un platito, y las freimos en una sartén de paredes altas (o en una cazuela). Hay que intentar que se doren bien por todos los lados, y cuando estén listos, retiramos parte del aceite sobrante y sofreimos la media cebolla y el diente de ajo restante (en láminas).
Ahora, es el turno de agregar el bote de fritada o tomate frito casero, y lo dejamos un par de minutitos, tras los cuales volvemos a colocar las albóndigas, y con ellas, un buen chorro de vino blanco (yo utilicé un Ermita de Villafranca del Penedés). Cuando se evapore el alcohol, agregamos el caldo de pollo (la pastilla diluida en agua) y dejamos guisar a fuego medio durante unos 20 minutos… (os pongo la foto de la sartén mientras se guisan las albóndigas para que veáis el espectáculo de luz y color, ¡ja, ja, ja, ja!).
¡Listas las albóndigas, corriendo a la mesa! 🙂