Siempre que me pongo a hacer canelones, dado que tienen su miga, hago cantidades industriales. En esta ocasión, hice tres bandejas enteras, pero os puedo asegurar que no duraron mucho tiempo. Es uno de esos platos que en mi casa huelen a fiesta, a grandes reuniones y a muchas risas, así que siempre son bienvenidos 🙂 .
En esta ocasión os traigo unos canelones francamente buenos, en el que las carnes se aromatizan con un buen vino oloroso. Os van a gustar, ya me lo diréis.
Ingredientes para 10 personas:
– 300 gr. de carne picada de ternera
– 300 gr. de carne picada de cerdo
– 300 gr. de carne picada de pollo
– 3 paquetes de placas de canelones
– 1 cebolla grande
– 3 ramas de apio
– 300 gr. de tomate triturado
– 200 gr. de tomate frito
– 1 pimiento verde
– 600 gr. de bechamel (a ser posible, casera)
– 1 vaso de Pedro Ximénez
– 200 gr. de parmesano rallado
– 1 pellizco de nuez moscada
– Aceite de oliva virgen
– Sal y pimienta
Tiempo: 2 horas y media
Dificultad: Media
Precio: 17€
Preparación:
En primer lugar picamos el pimiento, la cebolla y las ramas de apio, y las doramos con un poco de aceite en una cazuela grande de paredes altas. Al cabo de unos cinco minutos agregamos la carne y empezamos a dorarla, y cuando haya perdido el color a crudo ponemos el pelizco de nuez moscada, la sal y la pimienta y lo dejamos un minuto más, revolviendo bien.
Es el turno de incorporar el vino, vamos removiendo de vez en cuando hasta que veamos que se evapora casi todo el líquido, y entonces bajamos un poco el fuego y agregamos el tomate triturado. Lo dejamos rehogarse todo junto durante unos 10 minutos más (hasta que veamos que tiene una consistencia jugosa pero más o menos compacta).
Retiramos y dejamos enfriar la mezcla (podemos rellenar los canelones con la mezcla en caliente, pero nos podemos quemar la yema de los dedos y es más difícil de trabajar.
Mientras, cocemos las placas de canelones siguiendo estrictamente las indicaciones del fabricante (yo suelo añadir al agua de cocción un poco de sal y unas gotas de aceite de oliva, pero eso ya va en gustos). Cuando estén listas, las vamos sacando del agua y las extendemos sobre paños limpios de cocina (esta imagen me recuerda mucho a mi niñez 🙂 ).
Ha llegado el turno de montar las bandejas de canelones. Comenzamos por poner una capa muy fina de tomate frito en la base, y sobre ella colocaremos los canelones, que habremos rellenado con la mezcla que hemos preparado anteriormente (a mi me gustan con mucho relleno, pero si sois novatos, es más fácil poniendo un poco menos de carne, y así cierran mejor).
Al terminar con los canelones, los cubrimos con una buena bechamel (yo la hago en la Thermomix, pero hay algunas ya preparadas en brick que son bastante resultonas, por si vais mal de tiempo). Para finalizar el montaje, cubrimos la superficie de las bandejas con parmesano rallado y las llevamos la horno, precalentado a 180-200º durante 15 minutos. Terminamos con un golpe de gratinador (si vuestro horno no tiene esta función, bastará con que pongáis las bandejas en la parte superior para que se funda y tueste un poquito el queso).
Ya están listos para llevar a la mesa y daros un auténtico homenaje. He puesto que se tardan más de dos horas contando el tiempo que dejamos enfriar las placas y el relleno, pero no es para tanto. De verdad que vale totalmente la pena el trabajo que puedan dar estos canelones, ¡están deliciosos y son un plato que le gusta a todo el mundo!
No soy yo mucho de canelones, pero para deleitar a mis hermanos, que sí lo son, me la apunto… Un besote.