Desde que vi un vídeo sobre cómo deshuesar un pollo, tenía rondando la idea de preparar uno relleno. Francamente me parecía uno de esos platos híper-complejos que sólo los más avezados cocineros se atreven a preparar, pero una vez metida en harina, la verdad es que no es para tanto. Eso sí, en esta primera ocasión preferí que el pollo me lo deshuesaran en la carnicería… ¡qué artistas! Como veréis en la primera foto, desde fuera parecía un pollo asado normal, nadie podría pensar que le habían «metido mano» 🙂
Realmente podéis dejar volar la imaginación a la hora de rellenar el bicho… verdura, carne, huevo, jamón… lo que más os guste. Yo puse una mezcla que quedó fantástica, en serio… corroborado hasta por mis críticos más severos (a saber, mi madre y mi hijo mayor). El plato queda fantástico, y de lo más aparente… Yo ya estoy pensando en el siguiente (un experimento que si sale bien, ya compartiré con vosotros).
Ingredientes para 8 personas:
– 1 pollo bastante grande
– 1 barqueta de relleno de champiñones y trufa de Carrefour
– 2 huevos cocidos
– 1 cucharada de maicena
– 1 brick de taquitos de bacon
– 1 rebanada de pan de molde
– 1 huevo fresco
– 1 vaso de vino blanco
– 1/2 copa de brandy
– 1 chorrito de leche
– Ajo picado
– Nuez moscada
– Manteca de cerdo
– Romero y tomillo
– Sal y pimienta
Dificultad: Media
Precio: 15€
Tiempo: Tres horas
Preparación:
En un bowl, preparamos el relleno, mezclando el bacon con el pan, la barqueta de carne con trufas y champiñones, la maicena, el huevo fresco, el brandy, el ajito picado, la nuez moscada, y el chorrito de leche. Formamos una masa más o menos compacta, y entonces preparamos el pollo.
Lo remojamos ligeramente por fuera y por dentro, e introducimos el relleno en su interior, colocando también los dos huevos cocidos. Es importante que quede bien prieto, sin que queden huecos. Si el pollo está abierto, hay que coserlo con una aguja especial e hilo de algodón para cocinar, si está cerrado, como era mi caso, hay que volver a darle «volumen» para que no quede aplanado, rodeándolo con ese mismo hilo (yo ato el final a las patas).
Colocamos entonces el pollo sobre una bandeja de pyrex y lo cubrimos con pegotitos de manteca de cerdo (también podemos pintarlo con un pincel, y la manteca caliente). A continuación, espolvoreamos generosamente sobre él el romero y el tomillo, lo bañamos con el vino y lo introducimos en el horno.
Cuando pase una hora y media, le damos la vuelta y regamos con el caldo que se forme. Al cabo de otra hora larga más, el pollo estará listo para llevar a la mesa, aunque para cortarlo bien, es mejor hacerlo de un día para otro (en frío se deja cortar como un fiambre).
MMMMMMMMMMH! Qué pinta!
Me lo apunto, me apetece mucho probar esta receta, cuando la haga ya te cuento. Besetes =D