De verdad, os lo digo con la mano en el corazón… estos brownies son de esos postres que son capaces de animar el más tristón de los días… Son deliciosos, consistentes, tiernos, con un intenso sabor a chocolate… TENÉIS que probarlos, los necesitáis en vuestro fondo de armario cocinillas… así de buenos están 🙂 .
Yo los he acompañado con unas frambuesas, que resaltan muchísimo su sabor, pero ya sabéis que el clásico de los clásicos es acompañar el brownie con helado de vainilla… ahí os lo dejo 😉
Como todos los brownies, son un postre muy fácil de preparar, la cerveza potencia el chocolate y le da más jugosidad a la masa, y las nueces le aportan ese contrapunto crujiente. No me lío más, vamos corriendo con la receta.
Ingredientes para una placa de brownies (aproximadamente 12 piezas):
- 1 taza de harina
- 1 taza de azúcar
- 1 taza de cacao en polvo
- 3 huevos
- 1 taza y 1/4 de cerveza negra (yo usé Guinness)
- 6 cucharadas de mantequilla
- 1 cucharadita de sal
- 1 puñado de nueces
- 8 onzas de chocolate negro
- 6 onzas de chocolate blanco
Dificultad: Media
Precio: 8€
Tiempo: 1 hora aprox.
Preparación:
Precalentamos el horno a 180º, y mientras coge calor, ponemos a derretir el chocolate negro, blanco y la mantequilla en un recipiente al baño maría, removiendo con frecuencia y retirando del fuego en cuanto esté todo bien disuelto.
En un cuenco ponemos la harina con el cacaco en polvo y la sal, y en otro cuenco grande batimos los huevos con el azúcar. Añadimos poco a poco el chocolate fundido al huevo y el azúcar (removemos con una lengua sin parar) y cuando esté todo bien integrado, vamos agregando la mezcla de harina poco a poco (al principio es fácil, luego hay que darle un poco al brazo).
Agregaremos en último lugar la cerveza, que también añadiremos poco a poco, hasta que la mezcla sea perfecta y ligera (sí, vamos a hacer bíceps, pero vale la pena).
Terminamos poniendo la masa en un molde para brownies (suelen ser cuadrados y no muy altos) que habremos untado con mantequilla y enharinado ligeramente. Rematamos con las nueces en la superficie, y llevamos al horno. Normalmente estará listo en unos 35 minutos, pero lo mejor es asegurarse fijándonos en que la masa empieza a despegarse de las paredes del molde.
Dejamos enfriar, desmoldamos y decoramos según nuestros gustos… repito, el contraste con las frambuesas es increíble, ¡os va a costar tomar solo uno! 🙂