Quiche de espinacas y mortadela de bologna

Hacía siglos que no preparaba una quiche, y mira que son fáciles de hacer y que cunden muchísimo. Ayer salimos de excursión, y a la vuelta, estábamos muertos de hambre y no quería liarme demasiado en la cocina, así que me pareció que esta tarta salada era una buena solución. Además, con las espinacas logré que la familia tomara un poco de verde, que ya sabéis que a veces me cuesta incorporarlo en su dieta. En fin, que salió buenísima, y además sobraron un par de raciones para el día siguiente… ¿os animáis a prepararla? 😉
Ingredientes para una quiche:
- 1 lámina de masa brisa
- 1 brick de nata para cocinar (200ml)
- 3 lonchas grandes de mortadela de bologna
- 1 bolsa pequeña de espinacas congeladas (200 gr más o menos)
- 2 dientes de ajo picados
- 100 gr de queso rallado
- 100 gr de taquitos de queso (yo usé una mezcla de Comté y parmesano)
- 1 puñado de garbanzos
- 3 huevos
- sal, pimienta y nuez moscada
- 1 chorrito de aceite de oliva
Dificultad: Fácil
Precio: 7€
Tiempo: 40 minutos
Preparación:
En primer lugar, colocamos la masa sobre el molde de quiche (paredes bajas y onduladas) y apretamos bien los bordes. Precalentamos el horno a 200º durante 10 minutos, ponemos los garbanzos sobre la base (para evitar que se hinche la masa) y lo horneamos durante otros 10 minutos. Lo sacamos del horno, retiramos los garbanzos, y dejamos enfriar.
Ponemos a hervir agua con sal en una olla, cuando llegue a ebullición, ponemos las espinacas y las escaldamos durante 5 minutos. Al terminar, las escurrimos muy bien y reservamos.
Picamos los ajos finamente, y los doramos ligeramente en una sartén con un poco de aceite de oliva, agregamos las espinacas y rehogamos un par de minutos. Reservamos.
Extendemos ahora las rodajas de mortadela de bologna sobre la base de la quiche, y encima, vamos colocando las espinacas rehogadas de manera más o menos uniforme.
En un bowl, batimos los huevos, les agregamos la nata, seguimos batiendo, incorporamos el queso rallado, la sal, la pimienta y la nuez moscada, y lo vertemos con cuidado sobre el molde de quiche con el embutido y las verduras.
Ya solo queda repartir los taquitos de queso sobre la superficie, y llevar al horno, que bajaremos a 180º, durante unos 35 minutos, hasta que la superficie está doradita y deje de hacer burbujas (señal de que ya estará cuajada por dentro).
Desmoldamos al cabo de un par de minutos, cortamos en porciones y a disfrutar. Es un plato contundente y delicioso, y la mortadela le da un toque estupendo ¡que lo disfrutéis!